La familia Rada es una de las más benevolentes de la tradición del vudú, se caracteriza por el color blanco (la claridad), aquella que permite ver y dar luz a los problemas. En ella se aparecen antiguos dioses africanos como: Papa Legba, Damballah, Ogoun, Sogbo, Agwe, Loco; otros dioses mutan, tales como: Oya-Yanza que se transforma en Ayizan, los Ibisy en los Marassas; Nana, Oshun y Yemanja se funden y dividen en Erzulie Freda, La Sirena y La Ballena. Aparece Zaka, reemplazando o Orisha Oko, y las santas Filomena y Clara se reconfiguran en Filomez y Clermezis (Klemezin Klemay), entre otros miembros.
Papa Legba (Ellegua, Legba, Exu, Eshu), como sus equivalentes africanos, es el intermediario entre los espíritus y la humanidad, abriendo y cerrando las puertas entre este mundo y el otro; es por ello él más importante de los dioses del panteón vudú, ya que es el que permite la comunicación entre los vivos y los muertos, entre los hombres y los Loas. Los ritos inician con él y cierran con él. Se dice que Papa Legba habla todas las lenguas humanas; generalmente aparece como un anciano con muletas o con bastón, con un sombrero de paja de ala ancha y fumando una pipa, o rociando agua. El perro y el gallo son sagrados para él. Debido a su posición como ‘portero’ entre los mundos de los vivos y los muertos, es a menudo identificado con San Pedro, que ocupa una posición comparable en la tradición Católica, pero también con San Lázaro (representado como un anciano con dos perros), o con San Antonio (un santo que carga al niño dios). Otras versiones lo describen como un niño, y en esta apariencia se sincrétiza con el Santo Niño de Atocha. Cuando se le invoca su presencia se reconoce por que le gustan los dulces, los juguetes y el coco como ofrendas.
Hace mucho tiempo, Mawu, el más grande de las diosas, vivió entre los demás Loas. Sus dos hijos (gemelos), Legba y Kalfu, llevaban a cabo su voluntad, si algo bueno hacian los pobladores del pueblo, Legba iba a contárselo a la diosa madre; pero si incurrian en en el mal, Kalfu era quien cumplia esta labor. Legba y Kalfu eran tan parecidos, sin embargo, que la gente creía que eran una persona y comenzaron a odiarlos a ambos por igual. Legba encontró que la gente lo evitaba por pensar en las cosas que Kalfu había hecho, y se dirigió a su madre para quejarse. Mawu le dijo que eso era algo que tendría que aceptar, ya que nunca iba a cambiar. Cansado de ser visto como un dios maligno para su pueblo, Legba escuchó el decreto de Mawu al pueblo, de que todo aquel que le robara los ñames sería duramente castigado. En la oscuridad de la noche, Legba se puso los zapatos de su madre y le robo el jardín, tomando todas las ñame. A la mañana siguiente, Mawu estaba furiosa por perder su cosecha y exigió que se encontrara al culpable, pero los pies de nadie era iguales a las huellas en el jardín, por fin, encontraron que sólo los zapatos de la diosa se correspondían con las huellas, y todo el mundo creyó que se había robado sus propios ñames. Humillada, ella se retiró del mundo humano, pidiéndole solamente a Legba que le recordara de decirle cómo iban las cosas de vez en cuando, a partir de entonces, Legba es libre de ser benevolente, y la gente llegó a reconocer que él y Kalfu no eran los mismos.
Damballah, llamado entre los brasileños Oxumare (Oshumare), es uno de los más importantes Loas; es el dios del cielo y considerado el creador de toda vida, padre de todos los Loas. Como fuente de la vida, también está fuertemente asociado con el agua y la lluvia.
Tiene más asociación con la sabiduría, la paz, la pureza, la benevolencia, la vida misma y la inocencia; rige la mente, el intelecto y el equilibrio cósmico; es el protector de los minusválidos, los deformes, tullidos, los albinos y los niños pequeños. Damballah es también conocido como Bon Dieu (El Buen Dios). Su veve (símbolo) comprende dos serpientes prominentes; ello es indicativo de su origen en los dioses Damballah Wedo y su contraparte femenina Aida Wedo. Damballah es representado con una serpiente y con la imagen católica de San Patricio (el santo que expulso las serpientes de Irlanda). Como jefe de la familia Rada se la asocia el blanco, los huesos, el marfil y el jueves, día en que la gente viste de blanco, y utiliza paños blancos para decorar sus santuarios. No se le invoca usando tabaco y alcohol (las razones de esto en su mito originario, salvo el anís blanco), se le invoca con leche, leche de coco, arroz, pan blanco, huevos blancos, aunque acepta nueces, miel y harina de maíz blanco. Las ceremonias para Damballah son muy elaboradas, y todas las reglas se deben seguir al pie de la letra, destacando en primer lugar que todo el mundo debe estar vestido con ropa recién limpias, blancas inmaculadas, las mujeres tienen que tener la cabeza atada con pañuelos blancos de seda. Cuando entra en el invocante no habla, sino que emite silbidos similares a los de las serpientes. Así como Shangó y Ogoun suelen ser los principales Loas, Damballah es reconocido como la figura del padre sabio que guía a todos. Un dios de la creación y de los ritos misteriosos que nunca explicó incluso a sus seguidores, es un portavoz de los muertos y una figura que inspira respeto incluso de los más exaltados de los guerreros, él ejerce poderes desconocidos de sanación y bendición; y almacena el recuerdos de todo en el panteón de su mente insondable.
Entre las historias que se cuentan de sus poderes tenemos aquella de un campesino pobre llamado Kakpo que hacía mangos de madera para ganarse la vida, y un día llegó a un árbol y comenzó a cortar la madera. Damballah, que vivía en el árbol en su forma de serpiente, habló al hombre y le dijo que no cortara el árbol, proclamando que era sagrado y que se ofrecía a concederle grandes riquezas si se iba y recordaba hacer un sacrificio de un buey a él dentro de un año. Pensando que el árbol mismo estaba hablando con él, Kakpo tuvo miedo y estuvo de acuerdo, y Damballah dejó caer siete frutos del árbol, dándole instrucciones para llevarlos a otra parte y abrirlos. Cuando lo hacía, grandes riquezas surgieron de ellos, y pronto el hombre tenía muchas casas, siervos y bestias finas, que surgieron de los frutos, y empezó a vivir como un rey. Sin embargo, se olvidó de hacer el sacrificio que debía a Damballah, pensando seguramente que a un árbol no podría importarle tanto.
Damballah bajó del árbol en la forma de un hombre y se fue a la ciudad de Kakpo, donde pidió verlo. Los campesinos lo trataba con amabilidad, pero los guardias y ministros de Kakpo lo golpearon y lo despidieron, diciendo que era muy poco para hablar con un gran hombre. Damballah volvió otra vez, mientras la gente estaba celebrando a Kakpo, y se unió a la multitud y clamó a gran voz cantando claro para todo el pueblo bailara. Todos quedaron encantados al instante por su voz potente y uno por uno bailaba hasta que desapareció, y las bestias y los edificios de la ciudad se vaciló y desapareció, hasta Kakpo no fue una más que otra cosa que un pobre campesino. Molesto, Kakpo regresó al árbol para rogarle re-consideración y prometió un nuevo buey, pero el dios nunca habló con él de nuevo.
Ogoun (Ogun, Oggún) se transformó en el principal dios de los haitianos, tras la revolución de Haití en 1804, a quienes los esclavos invocaron para pedir que los liberara; es equiparable así al Zeus griego o al Júpiter romano. Ogoun como dios africano de la guerra, la sangre y hierro, es un líder, un luchador feroz y de indomable mente; ataca con un puño de hierro. Nunca explosivo o impetuoso, representa la cabeza fría y el liderazgo confiable en el campo de batalla. Se le describe como el primero en descender al mundo para enseñar a la humanidad, es un líder entre su pueblo y dios patrono de la industria y la artesanía, un obrero metalúrgico de gran habilidad, dios del fuego y hierro, además de ser crador de la política y la discusión entre hombres y Loas; por ello es el patrón de civilización y la tecnología, de las herramientas de progreso (arados, cuchillos, armas), se le llama ahora para ayudar a las personas a obtener un gobierno más sensible a sus necesidades. Por su vinculación con el fuego y la sangre se le invoca también para curar las enfermedades vinculadas al vital liquido. Es además invocado para llevar el trabajo a los desempleados, así como un dispensador de la venganza en nombre de los agraviados.
Ogoun, a diferencia de sus muchos hermanos, es conocido por recibir ocasionalmente sacrificios de sangre. Como él es tan poderoso, potente y triunfal, puede también ser peligroso y destructivo. Las descripciones tradicionales lo ponen como un fuerte hombre que viste ropas verdes y negras, armado con un machete. Cuando el invocador, quien por lo general es de sexo masculino ya que el dios se le vincula con la imagen fuerte y agresiva de este genero, llama al Loa, lo hace masticando un puro y bebiendo el licor, el cual se vierte en el piso y se le enciende. Al dios le agradan las ofrendas de licor y los puros; su presencia se reconoce por agarrar objetos de metal (cuchillos, machetes, etc.). En la tradición africana Ogoun es esposo de Oyá y Oshun, e hijo de Yemanja y Orungan (o de Obatala y Yembo); pero en la tradición americana su esposa en Erzulie (una diosa nacida en América y vinculada a la fertilidad y el amor).
En el Candomblé Brasileño se asocia a Ogoun con San Jorge, el matador de dragones, en el Lucumí, la Santería y el Palo Mayombe se sincrétiza con San Pedro (por las llaves de hierro), en el vudú con San José (el constructor) y con Santiago el Mayor (que el algunas de sus imágenes recuerda a San Jorge, a caballo y con lanza, ya que se le conoce también como Santiago el Matamoros).
Otro dios importante en la tradición haitiana es Agwe el Loa que gobierna el mar, los peces y las plantas acuáticas, es el patrón de pescadores y marineros (a semejanza del Neptuno romano). Agwe, conocido también como Almirante Agwe, es llamado más como Met Agwe Tawoyo (Master Agwe is the highest = El amo Agwe es el más grande) se le concibe como un atractivo mulato, de ojos verdes y a menudo vestido con un uniforme de oficial naval. Es considerado como un caballero que inspira respeto y encarna los ideales de masculinidad, incluyendo valentía, protección y provisión. Las ofrendas a Agwe son hechas en balsas construidas que se dejan flotar al mar (tradición que ha pasado a la Yemanja en Brasil, donde en año nuevo los devotos hacen sus ofrendas a la diosa del mar y piden sus deseos para el nuevo año). Si las balsas se hunden es que Agwe ha aceptado la ofrenda, por el contrario si la balsa regresa a la costa la ha rechazado y es necesario buscar una nueva ofrenda.
Agwe es maniático de la puntalidad, el reloj es uno de los objetos que suele agarrar cuando es invocado. A diferencia de otros Loas, él no pide más de lo que necesita, a veces ni siguiera pierde el tiempo en eso; en su invocación quien practica el rito debe tener cerca mucha agua, ya que se siente mucho calor cuando entra en el cuerpo del invocante; pero hay que tener cuidado de no estar cerca de fuentes de agua, porque el dios puede hacer saltar al invocante en la misma y ahogarlo. Su veve (símbolo ritual) es un barco con velas.
Agwe es el dios del mar, el gobernante de todos los peces y la vida acuática y el dios patrono de los que se ganan la vida en el océano. Uno de los más antiguos Loas, está casado con la volátil Erzulie y la sensual Mami Wata (Yemanja / La Sirena), dos mujeres que encarnan las corrientes impredecibles de su casa en el mar, también es el señor del inframundo, transportando almas muertas de un lado a otro en su. Más viejo y más venerado que muchos otros Loas, él es un hombre cuyo porte inspira respeto pero cuyo aire de otro mundo le hace incómodo estar ahí, y su temperamento nunca es predecible, a veces profundo y melancólico como las profundidades insondables y, a veces tan rápido furioso como una tormenta en el mar.
Agwe llevaba mucho tiempo casado con Mami Wata, el gran espíritu del mar, cuando su porte orgulloso llamó la atención de Erzulie, la diosa del amor. Ella lo encontró misterioso e intrigante, ya que rara vez llegaba a la costa y hablaba con otros Loas, queriendo para sí misma, ella trató de seducirlo; pero encontró para su sorpresa que él apenas se dio cuenta de su presencia. Sorprendida y enferma de amor ahora, Erzulie comenzó a ser consumida por un estado tal que los otros Loas llamaron a Agwe a que volviera a la orilla y restaurar su salud para con su presencia. Agwe consentido llegar a la orilla, pero cuando Erzulie exigió que se casara con ella, él le dijo que no podía, Mami Wata, el océano indomable, era un ser celoso y se enfadaría mucho si ella pensaba que podría amar a otra más que a ella. Sin desanimarse, Erzulie llegó a un acuerdo con Agwe, se casó con ella esa noche en la tierra, y cada vez que visitaba la costa actuaba como su marido, pero cuando volvía al mar le pertenecía sólo a Mami Wata, la diosa del mar que nunca tocaba la costa y se mantuvo desde entonces la relación.
La esposa oficial de Agwe es La Sirena (nombre dado en Haití a Mami Wata o Yemanja); mientras Agwe es representado como hombre, La Sirena es mitad mujer y mitad pez, y la madre de esta es La Ballena, un ser totalmente marino. Así esta trilogía representa los tres niveles en el mar; Agwe se ubica sobre la superficie, La Sirena entre el aire y el mar, puede ir de la superficie a la profundidad marina y La Ballena habitante de las aguas profundas, mostrando los distintos niveles de los sentimientos y las emociones, profundamente escondidos, aflorando y plenamente visibles. La Sirena y La Ballena suelen estar juntas, y cuando La Sirena entra en un invocante habla en perfecto francés, algo que puede ser ofensivo a las clases más humildes, señalando con ello que ambas (La Sirena y La Ballena) pertenecen a la clase alta.
El dios de las tormentas, el poderoso huracán que llega desde el mar; el gran tronador (truenos y relámpagos) se le conoce como Agaou, también es asociado a los sonidos aterradores vinculados a temblores de tierra y los maremotos (lo que hace que algunos lo pongan como una forma de Agwe, el loa del mar y sus tormentas). Cuando el invocador recibe a Agaou, los trances inducidos son tan violentos que ha habido muertes asociadas a su fuerza incontrolable. Se presenta a si mismo señalando que ‘Yo soy el artillero de dios, el rugido cuando la tierra tiembla‘. Agaou se sincretiza con San Miguel Arcángel, misma imagen usada para el dios Shangó. En la tradición vudú de la República Dominicana, esta imagen recibe el nombre de Belie Belcan, cuya pareja es Anaisa (una forma local de Erzulie), una Loa sincretizada con la imagen de Santa Ana (a Anaisa le corresponde la imagen de la niña María que siempre acompaña a Santa Ana), Anaisa es equiparable a la Oshun de los Yoruba, esposa de Shangó (una clara correspondencia de dioses). Belie Belcan se le considera el santo patrón de la justicia que nos defiende contra el mal y los enemigos.
Agaou suele ser acompañado por dos hermanos gemelos: Sogbo (el dios del rayo) y a Bade (el dios del viento). Sogbo, o Gran Sogbo, como también se le denomina es el dios del cielo africano de los pueblos Fon y equiparable al Shangó del pueblo Yoruba. Sogbo es el Loa de la fuerza; conocido por su poder y valor como guerrero. Cuando posee a alguien, esa persona debe vestir como un general en el ejército; y se dirige a la congregación como un general dirigiendo a sus tropas. Los sacerdotes vudú usan su imagen para ser figuras respetadas en sus comunidades; y debido a la fuerza que adquiere de sus seguidores, la presencia Sogbo es continuamente solicitada para brindar seguridad y protección a la congregación. Él protege contra los espíritus salvajes, tiene poderes curativos y se le invita a menudo para curar la enfermedad del origen sobrenatural de sus devotos (características que comparte con Shangó). Sus ofrendad favoritas son la carne de cabra y oveja; y sus servidores usar pañuelos de color blancos y limón, que son sus colores favoritos.
Pero fuera de este contexto, Sogbo y Bade son representados en la tradición vudú siempre juntos con las imágenes de los santos hermanos Cosmos y Damián. Representación se corresponde también a los Marassa Jumeauxare, los gemelos divinos, niños que la tradición los pone más antiguos que cualquier otro Loa, algo que los iguala también a los dioses del pueblo fon: Sogbo y Sagbata. Otro elemento de correspondencia entre Sogbo y Bade y los Marassa es que estos ambos son símbolos de las fuerzas elementales del universo; los Marassa bajo la forma de dos niños son equiparables a los Ibisy Yoruba, siendo en la tradición vudú dos niños muertos y ahora como fantasmas son símbolos de las fuerzas elementales del universo personifican el enlace entre el cielo y la tierra. En la tradición Dahome tenemos que Sogbo es dios del cielo y Sagbata señor de la tierra. Existe una versión de trillizas, bajo este aspecto de tres chicas representan: el amor, la verdad y la justicia, en este caso se les pone como imagen las Tres Damas de Egipto (María, María Magdalena y María de Betania) o con las tres virtudes teologales (Fe, Caridad y Esperanza), siendo conocidos en esta forma como Marassa Twa.
Oyá (Yansa) es la diosa yoruba de las fiestas, los vientos, los huracanes, los relámpagos, la fertilidad, el fuego y la magia. Ella es también guardiana de los cementerios y el inframundo. En la mitología yoruba, Oyá es la diosa del río Níger. Su propósito es la conexión ancestral y el éxito en los mercados, y se la llama cuando un gran cambio cuando se necesita. Oyá es una guerrera poderosa. Ella personifica el poder femenino y la justa ira. Oyá ha sido sincretizada en la santería con las imágenes católicas de Nuestra Señora de la Candelaria (Nuestra Señora de la Presentación), Santa Teresa, Santa Barbara y Juana de Arco. En el vudú, y especialmente en Haití, se le reemplaza por Ayizan (también Ai-Zan , Aizan o Ayizan Velekete) que es la Loa del mercado y el comercio; entendido más como el acto que permite el trato entre este mundo y el otro, recordemos que Oya Yanza es la diosa que cuida las puertas del otro mundo.
A Ayizan se le pone como esposo al dios Loco (Loko), desplazando a la compañera natural del dios africano, la diosa del hogar Ayaba. La razón de este acomodo se presenta en el papel de la diosa Ayizan, que representa a la Mambo (la sacerdotisa), mientras que Loco es Hougan (el sacerdote). Loco es por un lado un dios y por otro el nombre de un árbol que crece en Benin (África) de unos quince metros de altura. En el culto africano se tiene correspondencia entre Loco y los dioses: Iroko (el árbol de los deseos) y Ossain (Osanyin, dios de la naturaleza virgen, de la salud y la curación). A Loco se le ubica con la imagen de San José (el esposo de María), y se le muestra en la estampas cargando al niño; por tanto se le vincula como el ‘padre’ que guía a los futuros Hougans; mientras que la diosa Ayizan se sincretiza con Santa Clara de Asís (de la rama femenina de la congregación de San Francisco de Asís), siendo su símbolo más común el de la hoja de palma, (otro símbolo cristiano vinculado a Cristo y a las fiestas de Pascua) siendo los colores de ambos dioses (Loco y Ayizan) el amarillo (oro) y el blanco (plata). Al dios Loco en la tradición de Louisiana se le asocia también con Joseph Danger (José Peligro), bajo este aspecto presenta una forma negativa del dios; y el nombre parece derivar de la imagen con la que se sincretiza el dios, San José. Así mientras Loco representa el maestro que enseña y entrena; Joseph Danger es el que engaña y oculta las verdades, nos separa del camino; confundiéndose también a Joseph Danger con una forma negativa de Papa Legba, forma que en la familia Petro adquiere su propio nombre Kalfu (Carrefour = encrucijada), y que representa a la mala suerte.
Zaka (Azaka, Kouzen Zaka —Cousin Zaka = Primo Zaka—) es el Loa de la agricultura. Él es un trabajador muy duro y trabaja muy rápidamente para lograr lo que se le pide. Él es un Loa campesino que disfruta de las cosas sencillas de la vida, y muy popular en todo Haití. Zaka lleva un sombrero de ala ancha de paja, un djakout (saco de paja) y una hoz o machete. Zaka es un maestro en el tratamiento de enfermedades con hojas y hierbas, y es conocido por mantener sus más importantes hierbas en su Djakout, así como un poco de ron, velas y un par de otros ingredientes que utiliza en el tratamiento de enfermedades. Zaka no es tan atractivo como Erzulie, o tan bullizioso y divertido como los miembros de la familia Ghede, a quien se le pone como un pariente cercano; e incluso no tiene tanta atención como otros Loas, pero es entre los haitianos un Loa mayor y tiene la reputación de gran trabajador y amigo de los pobres, por ello muy venerado.
No hay un equivalente directo entre Zaka y algún dios africano, aunque algunos remontan su nombre a algún espíritu menor de las selvas africanas. Lo que es seguro es que su origen parece ser posterior a la revolución en Haití, cuando los esclavos africanos escaparon de las plantaciones y se refugiaron en el interior de la selva, lejos de las grandes poblaciones. En estas espesuras los negros cimarrones (como se les denomina a los esclavos fugitivos) aprendieron a vivir de una agricultura de subsistencia (conucos), con los cuales apenas podían alimentar a la familia, lejos de centros de salud, escuelas, y de la violencia sangrienta que siguió a la revolución haitiana, que terminó acabando con la vida en las ciudades y en las plantaciones. Así, en contacto con los indios y sus espíritus del bosque surgiría Zaka, que parece ser la fusión de creencias indígenas y africanas. Zaka paso a ser reverenciado por este nuevo campesinado de escasos recursos, al pedirle ayuda con las cosechas. Siendo su animal es el gallo rojo y se sincretizó con San Isidoro.
Aunque la idea de asociar a un Loa con un santo católico para ocultar la religión africana de los amos católicos es un tema común en todos los tratados sobre el vudú; hablar de un Santo está transformando en un Loa es algo muy inusual; eso no quiere decir que no haya ocurrido. Entre los más conocidos que experimentaron esta conversión a la inversa fueron: Santa Filomena y Santa Clara de Asís.
Filomena, fue una joven mártir de la Iglesia primitiva que durmió en el olvido de la historia hasta el hallazgo de sus restos mortales el 24 de mayo de 1802. Ocurrió en el día de María Auxiliadora, durante una de las excavaciones que se hacen constantemente en Roma. En una tumba habían tres losas juntas que cerraban la entrada y en ellas había una inscripción que estaba rodeada de símbolos que aludían al martirio y a la virginidad de la persona ahí enterrada. Los símbolos eran: ancla, tres flechas, una palma y una flor. Al abrir la tumba descubrieron su esqueleto de huesos pequeños y notaron a la vez, que su cuerpo había sido traspasado por flechas. Al examinar los restos los médicos atestiguaron la clase de heridas que la joven mártir recibió y los expertos coincidieron en calcular que la niña fue martirizada entre la edad de 12 o 13 años. Era tradición de la época de su muerte depositar entre los restos mortales un frasco que contenía la sangre del difunto. Cuando la sangre fue transferida por los estudiosos a otro frasco sucedió un hecho extraordinario; para asombro de los presentes se vieron que las pequeñas partículas de la sangre seca cuando caían en el nuevo frasco, brillaban como oro, diamantes y piedras preciosas, y resplandecían en todos los colores del arco iris. Hasta el presente, se puede observar en algunos momentos de gracia, que estas partículas cambian de color. La historia perdida de Filomena fue dada por la santa a tres personas por medio de visiones, quienes relataron como la chica había sido prometida al emperador, pero ella deseaba ser sierva del señor; por ello el emperador la mando a matar usando a sus arqueros. En 1837 el Papa Gregorio XVI dio completa autoridad a su culto en todo el mundo católico y por toda la eternidad, recibiendo luego el título de ‘Patrona de los hijos de María‘.
En Haití la santa paso a ser reverenciada como Filomez con la imagen de la chica joven vestida de rosa, que lleva con una hoja de palma o flechas y un ancla. Se la pone como una hermana menor de la diosa Erzulie (diosa del amor), ya que como la anterior le gustan las ofrendas de perfumes. Es descrita como una chica alegre que trae la prosperidad, y cuando entra en el invocante camina de rodillas y agarrando un ramo de flores, esparce sus pétalos en el suelo, o en otras ocasiones se pone a barrer toda la negatividad del lugar. Es una Loa vinculada a las aguas y es conocida por revelar secretos en los sueños.
Santa Clara de Asís, por otra parte, fue la fundadora de la Orden de las Clarisas, orden religiosa femenina equivalente a la de orden los monjes franciscanos. Esta joven venida de buena familia abandonó a su familia a los quince años y tomo los votos de pobreza, votos que mantuvo hasta su muerte a la edad de casi sesenta años. En su vida precaria y dura tuvo muchos problemas de salud, pero su fe mantuvo al convento a su cargo de ser atacado en una época de guerras entre el papado y los reinos vecinos. Los lugareños le atribuyen a la Santa en vida haber detenido al ejército invasor de Federico II, quien fue rechazado por una tormenta cuando intentaba tomar el convento a su cargo. Así la imagen de la santa es deteniendo al poderoso enemigo.
La orden de las Clarisas se convertiría con el tiempo en el lugar donde las familias ricas enviaban a sus hijas a educarse, lugar para mantenerlas seguras y vírgenes hasta el momento de ser desposadas en compromiso. Por ello uno de los primeros conventos de monjas en Haití fueron de esta congregación. Quizás por ello Santa Clara entró en el panteón vudú como la Loa Klemezin Klemay. Aunque Clara de Asís fue una anciana piadosa cuando sucumbió a las enfermedades y dura vida en el siglo XIII, ella es imaginada en el vudú como una chica joven y vivaz (imagen dada por los conventos). No es inusual que las poseídas por Klemezin salten alrededor como niños, y como Filomez también suele tomar una escoba para barrer la mala suerte fuera. A Klemezin a menudo se ofrecen pasteles dulces con glaseado de color azul claro o blanco. También es aficionada a las flores de los mismos colores y sus devotos llevan pañuelos y prendas de iguales colores. Extrañamente, se piensa que ama el perfume, algo con que misma Santa Clara seguramente no tendría nada que ver. Ella es llamada para pedir claridad de pensamiento y visión, se le llama si se necesita ayuda para elegir el mejor camino en cualquier situación, su espíritu amable y enérgico está siempre listo para venir en su ayuda sin dudarlo.
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